domingo, 18 de mayo de 2008

Santa María de Barberá.



Se suele asociar la situación los templos románicos en entornos naturales, casi en "locus amoenus" o en pintorescos pueblitos, no obstante esta máxima puede romperse, como es el caso de la iglesia de Santa María.

Barberà del Vallés está situada en el cinturón industrial de la conurbación de Barcelona, en un área que se caracteriza por la abundancia de empresas y polígonos industriales, lo que le da aún más valor a esta pequeña iglesia. Bajo mi punto de vista se trata de la iglesia románica más fuera de lugar que jamás he visto, y es que emociona encontrar una obra románica tan bella en medio del trasiego cotidiano de la industrializada comarca del Vallés Occidental.

Es una auténtica joya románica, lamentablemente bastante desconocida. Ubicada en un pequeño parque, nos sorprende por sus magníficas líneas son y su excelente estado de conservación.

La fachada principal es la que menos me llama la atención, sin embargo la parte trasera es excepcional, gracias a sus tres ábsides y su elegante transepto que transmiten serenidad y equilibrio. Todo el conjunto está coronado por un precioso campanario.

Lo mejor de todo es que, al estar situada en un parquecito lejos del bullicio, apenas suele haber mucha gente.

Lo único que me queda en el tintero es visitar el interior ya que allí se encuentran unas pinturas bastante bien conservadas. Al no celebrarse misas ni otras cosillas litúrgicas hay que llamar por teléfono para que te abran la puerta y es que no deja de resultar irónico que un agnóstico de mi calaña desee que se celebren misas y demás zarandajas.

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